sábado, 1 de marzo de 2008

¿Energía solar ilimitada a partir del océano?

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A finales del siglo XIX, el físico francés Jacques Arsene d’Arsonval propuso un método para generar electricidad que empleaba el mar como un colector gigante de energía solar. Se cree que esta tecnología, llamada “Conversión de Energía Termal Oceánica” (OTEC por sus siglas en inglés) podría permitir el establecimiento de un sistema eficiente de almacenamiento de energía a lo largo y ancho del mundo, suministrando un flujo energético lo bastante grande como para satisfacer las necesidades del planeta.

El OTEC se basa en la idea de explotar las diferencias de temperatura entre las aguas profundas y superficiales, para de este modo generar potencia eléctrica. Las aguas poco profundas del océano pueden llegar a calentarse hasta los 29ºC en los trópicos. Solo un kilómetro por debajo de estas cálidas aguas, la temperatura es significativamente más baja, con caídas frecuentes por debajo de los 5ºC. Estas diferencias extremas de temperatura se emplearían para operar turbinas de vapor, que activarían los generadores para producir electricidad. Los expertos estiman que, un día cualquiera, los 60 millones de km2 de superficie ocupada por los mares tropicales, absorben una cantidad de radiación solar equivalente a 250.000 millones de barriles de petroleo. Para poner en una perspectiva más inteligible estas cifras, digamos que esto implica que bastaría con aprovechar algo menos del 0.001% de esta energía (convertida en potencia eléctrica) para producir más de 20 veces la cantidad consumida diariamente por los Estados Unidos.

A lo largo de los años, se han producido varios intentos para ajustar y refinar esta tecnología y construir un prototipo funcional de planta OTEC. Un estudiante de D’Arsonval llamado Georges Claude, fue el primero en lograr la construcción de una de estas plantas, hecho que tuvo lugar en Cuba en el año 1930. La planta de Claude fue capaz de generar 22kW de electricidad empleando una turbina de baja presión. Este experimento demostró la viabilidad de este sistema, o en palabras del propio Claude: “hizo que mis virulentos oponentes tuvieran que morderse la lengua”. Cinco años más tardes, Claude construyó otra planta OTEC a bordo de un buque carguero. Desafortunadamente, el barco resultó destruido poco después de su botadura debido a malas condiciones meteorológicas. La aparición de grandes cantidades de petroleo barato, a mitad del siglo XX, condujo finalmente al cese de la actividad investigadora en torno a las plantas OTEC.

Un equipo de arquitectos británicos, entre los que se incluyen Dominic Michaelis, Alex Michaelis, y Trevor Cooper-Chadwick, se encuentra en la actualidad trabajando en un proyecto con el que esperan traer de vuelta a la vida esta idea centenaria. Juntos han propuesto la construcción de una red de “plataformas flotantes”, que además de funcionar como generadores de potencia OTEC, estén equipadas con turbinas eólicas y maremotrices (véase ilustración). De este modo, las plataformas podrán explotar simultáneamente tres fuentes de energía naturales para suministrar electricidad “de forma constante”. Los científicos dicen que una sola “isla” con este diseño sería capaz de producir alrededor de 250MW, mientras que si se construyesen 50.000 de estas “islas”, el mundo sería capaz de saciar sus necesidades diarias de energía.

Según los arquitectos, una planta OTEC no solo sería un suministro de energía ecológica, sino que debido a su proceso de conversión único, también produciría agua desalinizada como subproducto. Además de la producción de 300.000 litros de agua dulce diarios, la planta OTEC podría emplearse también para producir hidrógeno mediante electrolisis. Alex Michaelis se imagina a las propias islas como hogar de sus operarios, que tendrían que trabajar “a bordo” para llevar a cabo las funciones de mantenimiento. Michaelis cree que los habitantes podrían ser capaces de cultivar marisco y vegetales, y que vivirían en las islas durante turnos mensuales, al igual que sucede hoy en día en las estaciones petrolíferas.

Varios críticos han cuestionado la viabilidad del sistema de 50.000 islas artificiales, argumentando que es improbable que el proyecto pueda implementar sus costos de manera eficiente. En respuesta a estas críticas, Michaelis afirmó: “Tenemos que considerar que estamos en guerra tratando de buscar una nueva forma de obtener energía limpia; los esfuerzos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial produjeron enormes cantidades de aviones, tanques, barcos y demás armamento por parte de ambos lados en contienda. Solamente en aviones Spitfire, el Reino Unido construyó 20.300 unidades, lo cual hace que la construcción de más de 50.000 de estas plantas parezca una cifra razonable”.

Traducido de Unlimited Solar Energy from the Ocean? (autora: Sarah Gingichashvili)

El inventor que no se atreve a decir “máquina de movimiento perpetuo”

El inventor canadiense Thane Heins, (Ottawa, 46 años) ha dejado boquiabierto al profesor del MIT Markuz Zahn con su motor eléctrico reformado, máquina sobre la que lleva trabajando 23 años y a la que ha bautizado como Perepiteia. Como experto en electrónica y en sistemas electromagnéticos, Zahn dice que cree que podría “haber” algo.

“Es un fenómeno inusual. No contaba con ello de antemano. Pero lo he visto, y es real”. Heins sostiene que de algún modo, la máquina logra convertir la fricción magnética en un impulso, creando un círculo de retroalimentación positiva que hace que el motor gire aún más rápidamente.

Trabajando con un motor eléctrico, Heins unió el árbol motor a un rotor de acero, empleando pequeños imanes redondos para forrar los bordes exteriores del rotor. Con esta configuración de un simple generador, el roto giraría haciendo que los imanes pasasen junto a una bobina de cable ubicada en frente de ellos, lo cual genera energía eléctrica.

Heins empezó una aventura comercial en 2005 con la intención de vender su dispositivo. Ha realizado demostraciones en muchas universidades y compañías, arriesgó su fortuna e incluso perdió su trabajo, a su esposa y a sus hijos. Según él, su dispositivo no es un logro científico, solo una idea que merece ser observada detalladamente.

Resumido de Inventor Doesn’t Dare Say ‘Perpetual Motion Machine’

Holanda se convertirá en el primer país flotante del mundo

¿El nivel del mar se eleva? No hay problema. Al menos eso dicen los arquitectos holandeses. Para adaptarse, están rediseñando el país por completo, de modo que flote sobre el agua. Las casas se construirán sobre enormes cimientos que se asentarán sobre el lecho de los ríos, de modo que si el nivel del río se eleva a causa de las inundaciones, la casa flote sobre el agua. Las tuberías están diseñadas para que conserven la conexión a la red eléctrica y al alcantarillado aunque se produzcan movimientos. En la actualidad el 20% del suelo del país se encuentra por debajo del nivel del mar, pero las cosas irán a peor. Los desarrolladores urbanísticos de los aledaños de Ámsterdam están creando un nuevo barrio compuesto por 12.000 casas, 600 de las cuales se construirán en agua. Imagen por Waterstudio Dutch Architects Plan for a Floating Future [NPR]

Visto en Holland to become world’s first floating country

lunes, 25 de febrero de 2008

Las máquinas alcanzarán inteligencia humana en el 2029

Ray Kurzweil, experto en inteligencia artificial, ha afirmado recientemente que las máquinas alcanzarán un nivel intelectual similar al de los humanos en el año 2029. Según Kurzweil: “la humanidad está apunto de lograr avances que permitirán ver pronto a robots diminutos implantados en el cerebro de las personas para hacerles más inteligentes”.

El ingeniero opina que las máquinas y los humanos finalizarán por mezclarse a través de dispositivos implantados en el cuerpo, para potenciar la salud y la inteligencia. “En realidad es parte de nuestra civilización”, explicó Kurzweil, para quien “no va a ser como una invasión alienígena de máquinas inteligentes que nos desplacen”.

“En múltiples áreas, las máquinas ya hacen cientos de cosas que antes hacíamos los humanos, y a unos niveles de inteligencia parejos o incluso mejores. En el futuro contaremos con nanobots inteligentes en nuestros cerebros, para hacernos más inteligentes. Viajarán por los capilares e interactuarán directamente con nuestras neuronas biológicas. Nos ayudarán a recordar mejor y nos conectarán a ambientes de realidad virtual a través del sistema nervioso”.

Kurzweil es uno de los 18 influyentes pensadores elegidos por la Academia de Ingeniería Nacional de los Estados Unidos para identificar los 14 grandes retos tecnológicos a los que se enfrentará la humanidad durante el siglo XXI. Entre el panel de elegidos se encuentran también el fundador de Google Larry Page y el pionero del genoma Craig Venter.

Resumido de Machines ‘to match man by 2029′ (autora: Helen Briggs)

Relacionada: El plan para la vida eterna.