Para moverse por la ciudad de forma autónoma, los invidentes tienen dos opciones: usar un bastón con el que tantear el suelo y los obstáculos, o acompañarse de un perro lazarillo que les haga de guía. El bastón Mygo es una combinación tecnológica de ambos.
Lleva una cámara de vídeo y sensores de proximidad que rastrean los alrededores. La información es procesada y enviada en forma de comandos de voz a unos auriculares que el propio invidente llevaría puestos.
Es obra de Sebastian Ritzler, estudiante de Arte y Diseño de la Academia de Kiel (Alemania) y ha sido galardonado en el Concurso Internacional de Diseño IDEA 2007. Es un bastón robusto, resistente al agua y de altura ajustable. Además del sistema de órdenes de voz, el bastón lleva una rueda en su extremo inferior, que el invidente controla a través de la empuñadura. Una solución en esencia parecida a Dandella, aquella especie de varita mágica con navegador GPS, destinada a niños pequeños y ancianos con problemas de Alzheimer.
De momento no está en el mercado, pero su creador quiere comercializarlo por un precio aproximado de 150 euros. En definitiva, un bastón mucho mejor equipado que los convencionales, y con el que un invidente podría moverse como si llevara un perro lazarillo de ayudante. Eso sí, ningún aparato tecnológico puede dar el cariño, la compañía y la fidelidad de uno de estos animales.
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